Esta entrada la publiqué el 24 de Noviembre del 2009 cuando se cumplían 18 años de la muerte de Freddie Mercuri. Hoy se cumplen 20 años y sigue en nuestra memoria.
Me pongo los casos y subo el volumen. Cierro los ojos. Hoy hace 18 años que se fue, pero su música me ha seguido acompañado siempre. Como ahora, en el mismo instante en que escribo estas palabras.
Desde el principio me cautivó la tremenda voz de aquel hombre extravagante, que siempre deseó ser una estrella y al que le fascinaba el espectáculo. Aquel hombre que era capaz de mezclar fragmentos de ópera y heavy metal para dejarnos pasmados a todos, o cantar al compás de una balada. Aquel genio que siempre me ha hecho disfrutar, aunque fuera a través de unos cascos y un CD, ya que nunca tuve la suerte de ir a alguno de sus conciertos.
Su calidad como artista era innegable y hoy, 18 años después de su muerte, se le sigue considerando uno de los mejores compositores y vocalistas de la historia del rock.
Yo no sé "Quien quiere vivir para siempre", Freddie, pero de lo que sí estoy segura es que tú lo has conseguido, pues existes en la memoria y en el recuerdo de muchos de nosotros.
Ha sido muy difícil elegir qué canciones poner en el vídeo; si fuera por mí habría hecho uno de unas cuantas horas.
Y más crisis...
En plena jornada de reflexión, y con la que nos esta cayendo, me mandan esto por correo electrónico. Y es que las malas cosas con un poco de humor, son menos malas...
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Crisis
Si no sabéis qué regalar esta Navidad, yo sé cual va a ser el regalo estrella. Y no os preocupéis, que va a haber para todos...
Cómo pasa el tiempo
Recuerdo perfectamente y como si fuera ayer aquellos fines de semana locos en que mis padres se marchaban y yo aprovechaba para salir hasta las tantas sin problemas y sin explicaciones. No pasaba muy a menudo y esos días por escasos eran mucho más apreciados. Ahora y después de que hace unos años decidiera que tener hijos era una buenisima idea, mis fines de semana locos son aquellos en que mi retoña se va con su padre (sabiéndola cuidadita y entretenida) y me paso la semana pensando lo bien que lo voy a pasar quedándome en casita teniéndola toda para nosotros. Y eso también es igual de escaso.
Estas son las vueltas curiosas de la vida.
Pero bueno, el caso es que después de un sábado loco en casa, eso es, sin hacer absolutamente nada me he levantado yo con un ánimo optimista, de esos de hagamos de cada día una fiesta, con lo que a veces te sorprende la vida. Y eso que a mí los domingos como que no me gustan demasiado, sobre todo porque inmediatamente detrás hay un lunes. Y con mi ánimo festivo y bastante tiempo por delante sin nada que hacer hasta que empezara la esperada Formula 1, el partido del Barça y luego el derby madrileño, me he dicho: pues vamos haciendo tiempo montando un mueble. De Ikea, claro. Montar un mueble de Ikea es uno de esos pequeños placeres que te da la vida. Porque la verdad, es fácil, muy fácil y suelen quedar bastante luciditos. Lo único complicado es sujetar las cinco baldas a la vez sólo contando con dos manos, dos pies y la boca. Por lo demás es sencillo. Solo hay que atornillar los tornillos (lógico) con esas llavecitas tan monas y pequeñas que te regalan en cada mueble, de las que, por cierto, debo tener cientos y prepararte para que por cada vuelta que consigues dar al tornillo, la llave se te caiga tres veces. Montar el mueble lo he montado, mono me ha quedado monísimo, pero eso sí, tanto agacharme sin soltar las baldas me han dejado los riñones al jerez.
Resultado, que ahora tengo mucho más espacio para acumular mierdas varias, aunque el baño parece haber encogido sutilmente de tamaño. Además, la carrera ha sido buena y Alonso sigue teniendo posibilidades. Sólo queda para redondearlo que el Getafe resista y el Madrid golee. Veremos.
Estas son las vueltas curiosas de la vida.
Pero bueno, el caso es que después de un sábado loco en casa, eso es, sin hacer absolutamente nada me he levantado yo con un ánimo optimista, de esos de hagamos de cada día una fiesta, con lo que a veces te sorprende la vida. Y eso que a mí los domingos como que no me gustan demasiado, sobre todo porque inmediatamente detrás hay un lunes. Y con mi ánimo festivo y bastante tiempo por delante sin nada que hacer hasta que empezara la esperada Formula 1, el partido del Barça y luego el derby madrileño, me he dicho: pues vamos haciendo tiempo montando un mueble. De Ikea, claro. Montar un mueble de Ikea es uno de esos pequeños placeres que te da la vida. Porque la verdad, es fácil, muy fácil y suelen quedar bastante luciditos. Lo único complicado es sujetar las cinco baldas a la vez sólo contando con dos manos, dos pies y la boca. Por lo demás es sencillo. Solo hay que atornillar los tornillos (lógico) con esas llavecitas tan monas y pequeñas que te regalan en cada mueble, de las que, por cierto, debo tener cientos y prepararte para que por cada vuelta que consigues dar al tornillo, la llave se te caiga tres veces. Montar el mueble lo he montado, mono me ha quedado monísimo, pero eso sí, tanto agacharme sin soltar las baldas me han dejado los riñones al jerez.
Resultado, que ahora tengo mucho más espacio para acumular mierdas varias, aunque el baño parece haber encogido sutilmente de tamaño. Además, la carrera ha sido buena y Alonso sigue teniendo posibilidades. Sólo queda para redondearlo que el Getafe resista y el Madrid golee. Veremos.
Septiembre
Sí, ya sé que es octubre, que no es septiembre pero no voy a llamar a un post "octubre" cuando lo que cuento ha pasado en septiembre, estemos en el mes que estemos ¿no? Además, una es lenta, por no mencionar que los meses pasan a una velocidad que es una barbaridad.
Qué bonito, me ha salido un pareado.
En fin, a lo que iba. Que en septiembre me pasa todos los años lo mismo
Ando más pelá que un aparcacoches en la luna. Para empezar en mi casa no se sabe lo que es una paga extra y yo no trabajo ni julio ni agosto, cosa que mola bastante en cuanto al verano que me pego, pero que hace que mi economía y por ende mi nevera, anden a un nivel, podríamos calificarlo suavemente de paupérrimo.
Bueno, más o menos.
Y llega septiembre. Y con él, y sin sorpresas, los libros del colegio. Y este año, sin beca para más inri.
Después de maldecir (como todos los años) para mis adentros, que una esta bien educada, por el precio abusivo de los libros, pagué uno detrás de otro (como todos los años) los 320 eurazos correspondientes. Y hasta aquí todo normal (vamos, con el cabreo normal de todos los años).
Pero el profesorado de mi hija me tenía reservada una sorpresa. Por lo visto el AMPA se ha quejado de lo cargados que van los chicos al colegio, cosa por otra parte en que no les falta un ápice de razón. Mi hija entra a las 8 y media y sale a las 3 y tiene por día siete asignaturas. Por lo tanto, pasea por el barrio, siete libros y sus correspondientes cuadernos, más estuche y demás utensilios de trabajo. Resumiendo, que va como un mulo. Así que este año han encontrado la solución: cortar los libros por temas y llevar solo las hojas que van necesitando.
Y yo, a quien pintar un libro le parece el peor de los pecados, que pongo etiquetitas en los forros por no escribir en ellos, que los doy al colegio en fin de curso para que otros puedan volver a usarlos y así aprovecharlos, vamos que los cuido y recuido, me senté con 320 euros en libros de texto nuevitos ante mí y un cuter en la mano dispuesta a sacrificar mi vida eterna en pro de la espalda de mi hija. Y ella, aunque encantada de la vida, (mi hija, no su espalda que supongo que también) al ver como temblaba mi mano y la cara de sufrimiento que debía de tener, me dijo que si lo pasaba tan mal no los rompiera, que ella estaba dispuesta a seguir echándoselos nuevamente a la espalda. Por un brevísimo momento estuve tentada a guardar el cuter sin usarlo, al fin y al cabo (pensé) ¿no lleva así unos cuantos años y no la ha pasado nunca nada y bla bla bla...?
En fin, hecho está; todo sea por el bien de nuestros hijos, pero creo que de esta voy derechita al infierno.
Qué bonito, me ha salido un pareado.
En fin, a lo que iba. Que en septiembre me pasa todos los años lo mismo
Ando más pelá que un aparcacoches en la luna. Para empezar en mi casa no se sabe lo que es una paga extra y yo no trabajo ni julio ni agosto, cosa que mola bastante en cuanto al verano que me pego, pero que hace que mi economía y por ende mi nevera, anden a un nivel, podríamos calificarlo suavemente de paupérrimo.
Bueno, más o menos.
Y llega septiembre. Y con él, y sin sorpresas, los libros del colegio. Y este año, sin beca para más inri.
Después de maldecir (como todos los años) para mis adentros, que una esta bien educada, por el precio abusivo de los libros, pagué uno detrás de otro (como todos los años) los 320 eurazos correspondientes. Y hasta aquí todo normal (vamos, con el cabreo normal de todos los años).
Pero el profesorado de mi hija me tenía reservada una sorpresa. Por lo visto el AMPA se ha quejado de lo cargados que van los chicos al colegio, cosa por otra parte en que no les falta un ápice de razón. Mi hija entra a las 8 y media y sale a las 3 y tiene por día siete asignaturas. Por lo tanto, pasea por el barrio, siete libros y sus correspondientes cuadernos, más estuche y demás utensilios de trabajo. Resumiendo, que va como un mulo. Así que este año han encontrado la solución: cortar los libros por temas y llevar solo las hojas que van necesitando.
Y yo, a quien pintar un libro le parece el peor de los pecados, que pongo etiquetitas en los forros por no escribir en ellos, que los doy al colegio en fin de curso para que otros puedan volver a usarlos y así aprovecharlos, vamos que los cuido y recuido, me senté con 320 euros en libros de texto nuevitos ante mí y un cuter en la mano dispuesta a sacrificar mi vida eterna en pro de la espalda de mi hija. Y ella, aunque encantada de la vida, (mi hija, no su espalda que supongo que también) al ver como temblaba mi mano y la cara de sufrimiento que debía de tener, me dijo que si lo pasaba tan mal no los rompiera, que ella estaba dispuesta a seguir echándoselos nuevamente a la espalda. Por un brevísimo momento estuve tentada a guardar el cuter sin usarlo, al fin y al cabo (pensé) ¿no lleva así unos cuantos años y no la ha pasado nunca nada y bla bla bla...?
En fin, hecho está; todo sea por el bien de nuestros hijos, pero creo que de esta voy derechita al infierno.
Otoño
Hoy empieza el otoño.
O quizá ayer o anteayer, ya que a saber cuando decidiré publicar este post.
Se terminó el verano y con él mis vacaciones, los baños en la playa y/o piscina (menos mal, todo sea por mi niña...) También se terminó mi mes dedicando las tardes al bricolaje casero que tanto me gusta. He pintando puertas y rodapies, he cambiado picaportes, he cosido, cortado, serrado y atornillado dejándome algún que otro dedo en el intento. Me he embadurnado accidentalmente de pintura tirándola por el suelo y me he "hartao" a reír (por supuesto porque sabía que se quitaba, claro...) He dedicado los fines de semana a viajar en moto, a ver deporte y a estar tirada en el sofá; he comido cuando he tenido hambre y dormido cuando he tenido sueño, casi sin horarios.
También tengo un año más que cuando comenzó y no me siento más sabia sino un poco más vieja.
En resumidas cuentas y haciendo balance, puedo decir que el verano ha sido muy bueno y siento de veras que termine.
Ahora ha empezado el nuevo curso, y con él empieza el año. Ya no me levanto a las 9 sino a las 7 y cuarto. La malo de esto es que hasta que me acostumbre, parezco un zombi la mayor parte del día; lo bueno es que tengo más tiempo para todo. Así que a ver si me pongo poco a poco al día con mis amigos virtuales (especial mención a Mar, siempre atenta y preocupada por mí, a pesar de que que vivimos en hemisferios diferentes y nos separa un océano y miles de kilómetros. Feliz primavera para ti).
Ya tengo puesta la chaqueta, preparada para los "nueve meses de invierno, tras los tres de infierno" que caracterizan el clima de mi Madrid. Me habría quedado tranquilamente con ese infierno, pero como no puedo elegir, doy la bienvenida al otoño.
Y al verano le digo hoy adiós, y aunque le echaré mucho de menos ojalá que el resto del año pase muy lentamente.
O quizá ayer o anteayer, ya que a saber cuando decidiré publicar este post.
Se terminó el verano y con él mis vacaciones, los baños en la playa y/o piscina (menos mal, todo sea por mi niña...) También se terminó mi mes dedicando las tardes al bricolaje casero que tanto me gusta. He pintando puertas y rodapies, he cambiado picaportes, he cosido, cortado, serrado y atornillado dejándome algún que otro dedo en el intento. Me he embadurnado accidentalmente de pintura tirándola por el suelo y me he "hartao" a reír (por supuesto porque sabía que se quitaba, claro...) He dedicado los fines de semana a viajar en moto, a ver deporte y a estar tirada en el sofá; he comido cuando he tenido hambre y dormido cuando he tenido sueño, casi sin horarios.
También tengo un año más que cuando comenzó y no me siento más sabia sino un poco más vieja.
En resumidas cuentas y haciendo balance, puedo decir que el verano ha sido muy bueno y siento de veras que termine.
Ahora ha empezado el nuevo curso, y con él empieza el año. Ya no me levanto a las 9 sino a las 7 y cuarto. La malo de esto es que hasta que me acostumbre, parezco un zombi la mayor parte del día; lo bueno es que tengo más tiempo para todo. Así que a ver si me pongo poco a poco al día con mis amigos virtuales (especial mención a Mar, siempre atenta y preocupada por mí, a pesar de que que vivimos en hemisferios diferentes y nos separa un océano y miles de kilómetros. Feliz primavera para ti).
Ya tengo puesta la chaqueta, preparada para los "nueve meses de invierno, tras los tres de infierno" que caracterizan el clima de mi Madrid. Me habría quedado tranquilamente con ese infierno, pero como no puedo elegir, doy la bienvenida al otoño.
Y al verano le digo hoy adiós, y aunque le echaré mucho de menos ojalá que el resto del año pase muy lentamente.
El Pulpo Paul
Me negaba a escribir sobre ello. Bueno, la verdad es que últimamente no escribía de nada, pero es que esto me sobrepasa.
Porque a ver ¿quién es el verdadero protagonista del mundial? ¿La Roja? y no me refiero a Pilar Bardem sino a nuestra selección casi, casi ganadora. No. ¿Casillas, que paró ese famoso penalti? Tampoco. ¿Villa, con su cinco goles? Ni de lejos. ¿Maradona, su bocaza y su caída? Para nada. ¿Cristiano y su escupitajo? Ni eso. Ahora ya ni siquiera se habla de futbol: ni del 4-4-2 o el doble pivote, de que si Torres está para jugar o no y que si Valdés se estrenará algún día.
Nada de eso. El tema favorito del mundial es el Pulpo Paul. Hasta mi madre me dice que no le llame "pulpopol", que es alemán, no inglés y que se dice "pulpopaul". Toma ya.
Y es que nadie habla de otra cosa. ¿Habláis de la ola de calor en el ascensor con vuestro vecinos? Yo no. Hablamos del Pulpo. Y después de ver que hasta el presidente y sus ministros lo han convertido en cuestión de estado y se preocupan por él, y que cuatro cadenas de televisión españolas (y a saber cuantas extranjeras) dieron en directo su última predicción, me quedé de piedra. Madre mía, si se paralizó el mundo. ¿Pero estamos tontos o qué?. Tiene casi 100.000 seguidores en Facebook, recibe miles de correos electrónicos (para alucinar), tiene una página oficial y su predicción provocó un vuelco en una casa de apuestas británica.
Y mientras tanto él ajeno a tanta atención mediática y preocupado tan sólo por zamparse su mejillón. Lógico, es tan solo un pulpo... un poco adivino, lo sé, pero pulpo a fin y al cabo.
Yo por supuesto quiero y deseo que ganemos este domingo, pero a mí déjame de tanta tontería y dame el pulpo a la gallega, con sus patatitas, su aceite y su pimentón.
Pero eso sí, tengo de talismán esta nueva y particular camiseta holandesa, que una también tiene sus tonterías. Ah! y tengo una pregunta. ¿Cuál es la mascota de este mundial? Porque yo, que no me he perdido ni un solo partido, tan solo oigo hablar de un pulpo...
Porque a ver ¿quién es el verdadero protagonista del mundial? ¿La Roja? y no me refiero a Pilar Bardem sino a nuestra selección casi, casi ganadora. No. ¿Casillas, que paró ese famoso penalti? Tampoco. ¿Villa, con su cinco goles? Ni de lejos. ¿Maradona, su bocaza y su caída? Para nada. ¿Cristiano y su escupitajo? Ni eso. Ahora ya ni siquiera se habla de futbol: ni del 4-4-2 o el doble pivote, de que si Torres está para jugar o no y que si Valdés se estrenará algún día.
Nada de eso. El tema favorito del mundial es el Pulpo Paul. Hasta mi madre me dice que no le llame "pulpopol", que es alemán, no inglés y que se dice "pulpopaul". Toma ya.
Y es que nadie habla de otra cosa. ¿Habláis de la ola de calor en el ascensor con vuestro vecinos? Yo no. Hablamos del Pulpo. Y después de ver que hasta el presidente y sus ministros lo han convertido en cuestión de estado y se preocupan por él, y que cuatro cadenas de televisión españolas (y a saber cuantas extranjeras) dieron en directo su última predicción, me quedé de piedra. Madre mía, si se paralizó el mundo. ¿Pero estamos tontos o qué?. Tiene casi 100.000 seguidores en Facebook, recibe miles de correos electrónicos (para alucinar), tiene una página oficial y su predicción provocó un vuelco en una casa de apuestas británica.
Y mientras tanto él ajeno a tanta atención mediática y preocupado tan sólo por zamparse su mejillón. Lógico, es tan solo un pulpo... un poco adivino, lo sé, pero pulpo a fin y al cabo.
Yo por supuesto quiero y deseo que ganemos este domingo, pero a mí déjame de tanta tontería y dame el pulpo a la gallega, con sus patatitas, su aceite y su pimentón.
Pero eso sí, tengo de talismán esta nueva y particular camiseta holandesa, que una también tiene sus tonterías. Ah! y tengo una pregunta. ¿Cuál es la mascota de este mundial? Porque yo, que no me he perdido ni un solo partido, tan solo oigo hablar de un pulpo...
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