Alcohol en polvo

¿Recordáis la serie de Los Supersónicos? Yo sí, y por cierto, eso me trae a la cabeza el anuncio ese de que si me acuerdo de ciertas cosas es que tengo que empezar a cuidarme. Mierda de anuncio. En fin, una cosa que se me quedó grabada de esa serie y que he recordado a través de los años, es cuando Ultra Sónica sacaba una pastilla de un bote, la metía en un horno y ¡zas! en un segundo pollo asado para todos. Sin despeinarse. Llevo veinte años acordándome y siempre en el mismo momento: la tediosa hora de preparar comida para la tropa. Yo solo he tenido la ayuda, inestimable por cierto, de Simone Ortega y sus 1080 recetas de cocina.

Yo sigo esperando. Alguno de los inventos que salían en la serie ya son una realidad como el teléfono con visor, el ordenador que atiende a la voz humana o robots inteligentísimos que yo espero sean pronto como Robotina, eso es que me dejen la casa como los chorros del oro. Ahora me he enterado que acaban de inventar la manera de convertir el alcohol en polvo. El resultado son pastillas de vodka, vino, whisky, etc. Lo he leído con avidez pensando en que empezaban a acercarse, pero me parece que sólo se mastican o chupetean y que aunque la pongas en un vaso con hielo y Coca Cola, el cubata al que estamos acostumbrados (unos más que otros) no aparece. No mola. Una copa me anima el sábado por la noche cuando salgo, pero es algo que se toma poco a poco en medio de una charla agradable y en buena compañía. Creo que ponerme a chupar no sería lo mismo (no he cambiado de tema, sigo refiriéndome a las pastillas).

Así que sigo esperando. Y como mi problema no está en poner copas si no en las albóndigas, lentejas y demás menesteres, deberé seguir haciendo uso de mi imaginación, mi trabajo y las 1080. Qué queréis, una es egoísta y barre pa su casa. Y ahora por curiosidad: si alguien las prueba que me cuente.